jueves, 16 de enero de 2014

Disciplina, jerarquía y libertad

Para mí, una de las cuestiones más controvertidas acerca de las artes marciales es la cuestión de la disciplina. Me horroriza escuchar cada vez que alguien apunta a su niño eso de “ahí aprenden disciplina”, cuando lo que muchas veces quieren decir es que van a aprender a respetar el orden y la jerarquía. Esa visión tan reduccionista del asunto no atiende más que a una imagen distorsionada de las artes marciales vinculadas al militarismo japonés que se desarrolló en el s.XX.
Creo que lo verdaderamente interesante de la disciplina de las artes marciales (transferible a otra actividad) se refiere al desarrollo de una voluntad personal para llevar adelante lo que te propones. Es decir, no dejarse amordazar por la pereza o por el miedo. Decía un poeta chino del que no recuerdo el nombre que la disciplina es compañera de la libertad. Precisamente, sin esa disciplina propia es imposible llegar a desarrollar lo que te propones. Nunca vas a llegar a desarrollar esa libertad que, según Bakunin consistía en desarrollar, cada uno de nosotros, todo el potencial que traíamos dentro y ayudar a los demás también a lograrlo. La disciplina que te inculca respetar la jerarquía para medrar, para obtener dinero y así poder comprar tu libertad es la disciplina del esclavo, del miedo y de la muerte en vida (esa acumulación inagotable llamada capital).

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