jueves, 29 de enero de 2015

La actividad física te mantiene joven

La asociación de actividad física y salud es hoy en día algo comúnmente aceptado. Sin embargo creo que muchas veces tal asociación se realiza tan solo desde un plano fisiológico; el ejercicio aumenta nuestra capacidad cardiovascular, nuestros niveles funcionales de fuerza etc. Hay otra dimensión, la neurológica, que suele pasar más desapercibida. Recientemente desde las ciencias cognitivas se está llevando a cabo toda una revolución de paradigma hacia lo que se consideran enfoques encorporados (embodied) que cuestionan realmente la separación drástica que hasta ahora se tenía sobre lo mental y lo corporal. Incluso actividades tales como el lenguaje o las matemáticas tienen un sustrato sensorio-motor fundamental. No podía ser de otro modo. Ontogenéticamente y filogenéticamente el primer encuentro con el mundo es mediante el movimiento. Nacimos y crecimos como especie y como individuos enfrentándonos a problemas prácticos en el medio ambiente.Solo mucho después llegaremos a eso que se concibe comúnmente como pensamiento, esa reflexión solitaria apartada de la situación práctica. No podemos olvidar que todo nuestro sistema nervioso ha sido creado para resolver ese tipo de actividades prácticas que implican ya cognición (la actividad de pensamiento aislado no es más que una de nuestras habilidades cognitivas). Esta es la clave para entender por ejemplo lo que nos propone el septuagenario Stephen Jepson (https://www.youtube.com/watch?v=eICg4CMd2jU) como secreto de la eterna juventud:
realizar toda una serie de juegos motores (desde equilibrios o desplazamientos en diversos aparatos hasta malabares, manipulación fina, circuitos de coordinación…) que sigan manteniendo al sistema nervioso alerta, abierto, en expansión. Y es que, parafraseando y variando lo que decía el mítico Jay Adams, no dejamos de hacer cosas nuevas porque nos hacemos viejos; nos hacemos viejos porque dejamos de hacer cosas nuevas.

domingo, 4 de enero de 2015

¿Qué significa pensar en acción? Un ejemplo claro

La herencia computacional de las primeras ciencias cognitivas hace todavía predominante la equiparación entre cerebro/ordenador que da órdenes a un cuerpo. Ésta no es más a su vez que la versión moderna del pensamiento occidental dualista que diferenciaba claramente entre mente y cuerpo, lo consciente y lo no consciente o lo voluntario y lo automático. Pensamiento criticado por autores como por Merleau-Ponty (desarrollada en la actualidad por autores como Dreyfus), que no fue capaz de salir de los márgenes de ese pensamiento dualista mediante el cual se proponía el problema. El último debate actual sobre pensamiento e intuición de los deportistas no es sino otra vuelta de tuerca sobre la misma forma de plantear la cuestión.
Pensar en acción no tiene que ver con el modo en el cual se manifiesta tal pensamiento, sea mediante lenguaje o mediante movimiento, sino con la temporalidad y la presencia en la actividad que se está llevando a cabo. Si estoy debatiendo sobre un tema con alguien, a nadie se le ocurre decir que no estoy pensando porque no soy consciente de la gimnasia del aparato fonador necesaria para poder emitir sonidos. Diríamos que estoy pensando en alto, presente en la situación de interacción con mi interlocutor, lo que implica una temporalidad concreta. En algunos momentos quizá piense algo para mí antes de decirlo pero no hay necesidad de que esto ocurra en todo momento ni por supuesto esos momentos son los únicos en los cuales hay verdadero pensamiento. Pues bien, algo análogo se da por ejemplo cuando improviso al tocar un instrumento musical o hago una serie de regates antes de lanzar a puerta. Estoy pensando en alto, lo que ocurre es que la manifestación no es mediante lenguaje sonoro de mi aparato fonador sino mediante una serie de sonidos musicales o en movimientos con un balón respectivamente. Ese pensar en alto es lo que llamo pensar en acción, que implica siempre un trasfondo de habitualidad en esa actividad sobre el cual es posible la improvisación (otro término coloquial al que se refiere ese pensar en acción). El pensar en acción puede intercalarse con esa otra forma de pensamiento sotto voce (para mí mismo, previo a la manifestación física) cuya intervención produce algunas veces ―no siempre― lo que se conoce como parálisis por análisis, característico de los principiantes. Es por todo ello que el estudio científico del pensamiento en acción no puede realizarse en situaciones experimentales que tratan de aislar los distintos componentes cognitivos sino en situaciones reales que no violenten la temporalidad de interacción. La etnometodología, el análisis conversacional o las etnografías cognitivas pueden ayudarnos a transitar ese camino.