sábado, 3 de septiembre de 2016

Feminismo troyano

No deja de sorprenderme cómo últimamente aparecen un montón de famosas, ya sea del mundo del cine, la moda o la música reivindicando pedigrí feminista. Sí, podría decirse por un lado que ayudan a visibilizar de forma positiva una etiqueta que hasta el momento era utilizada de forma despectiva; el apelativo de feminazi como forma humorística más eficaz para desarmar cualquier tipo de reivindicación de género. Pero, por otro lado, representan una versión del feminismo demasiado domesticada, demasiado políticamente correcta respecto a la visión tradicional de los roles de género. Beyonce o Jeniffer López vienen a reivindicar una visión de mujer fuerte, independiente pero, eso sí, mostrando siempre su lado más sensual. Es decir, una versión remozada del uso de las armas de mujer pero mostradas y celebradas públicamente. En el deporte, uno de los ámbitos fundamentales en los que se proyectan imágenes ideales de los cuerpos, sobreabundan los ejemplos de este tipo de feminidad activa y sensual a la vez. No vale solo que seas buena deportista. Y si no, que se lo digan a la surfista brasileña Silvana Lima que acabo sin patrocinio a pesar de ser una de las mejores del mundo. En el otro lado (el legítimo) del espectro encontramos casos como el de otra brasileña, Leticia Buffoni, llamada a promover y dar visibilidad al skate femenino.
Una búsqueda rápida con su nombre en google da toda una serie de imágenes que nada tienen que ver con la actividad que realiza, con la salvedad que siempre posa con un skate, claro. No es casualidad que la promoción de la imagen que hace Buffoni sea de Nike Skateboarding, marca sin tradición en el skate que intenta abrirse un hueco entre las jóvenes que acceden a ese deporte de rápido crecimiento a nivel mundial y que no tenían hasta la fecha modelo alguno de referencia en que fijarse. Hace poco apareció un video en la BBC sobre las “Brujas del Bronx”, un grupo de chicas latinas, afroamericanas y de ascendencia india que decidieron salir a las calles de Nueva York para reivindicar precisamente eso: que eran chicas ocupando un sitio público, la calle, y haciendo una actividad que hasta el momento sigue manteniendo una exclusividad cuasi-masculina. Vamos, feminismo de ese que algunos denominarían rancio y peligroso.
Entre la definición de feminidad en skate que presenta Buffoni y la que presentan las Brujas hay todo un abismo. No solo por las imágenes y valores que proyectan sino por quién y desde dónde se proyectan. El grado de propagación de estereotipos tradicionales de género que consigue Nike en la cultura de consumo actual es mucho mayor y cumple a la perfección con la solución políticamente correcta de mujeres activas pero que no pierden su feminidad; la quintaesencia del feminismo troyano.