jueves, 2 de junio de 2016
Ya no puedo competir
No es por falta de capacidad, es por falta de ganas. Hay algo en mí que se ha ido, que ya no está y que no puedo rescatar. Esa corriente eléctrica que por momentos me recorría la mente y el cuerpo y me hacía vibrar solo da pequeños chispazos. Supongo que tiene que ver con mi propia evolución dentro del deporte. Competir contra otros estaba bien; sobre todo si ganaba. Pero, precisamente, cuando comencé a perder, empecé a entender el deporte de forma más plena y a conocerme mejor a mí mismo. Deje de competir contra otros por ganar, haciéndolo solo como medio para mejorar, para ver hasta dónde podía llegar. Al final, simplemente, deje de competir contra otros. No quiero decir que no me guste hacer deporte u otra actividad física con otros. Simplemente, ahora veo que no hace falta la competición.
Puedas apoyar, puedes motivar a otros cuando haces actividades con ellos pero ese componente de victoria, de conquista, de ser el mejor, carece ya de todo sentido. Mi paso por las artes marciales como camino al autoconocimiento sin duda ayudó a este cambio de perspectiva. Esto afectó claramente mi práctica en actividades como el skate que, fuera de la jerarquización tan estricta de las artes marciales, no es ni más ni menos que otro de los caminos que cada uno puede seguir en esa evolución personal.
Ayer volví a querer competir contra otros y por unos instantes funcionó. Luego, simplemente, la sensación se desvaneció. No puedo volver a ese estado de ánimo. La cuestión es que ya ni siquiera quiero poder volver ahí.
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