domingo, 8 de septiembre de 2013
Las Olimpiadas son los padres
Y al final, ayer a eso de las 20.45 llegó la noticia. Madrid era eliminada en primera ronda para la elección de los JJOO 2020. Nada más y nada menos. Madrid,que iba a hacer historia porque nos contaban que podía ser la primera vez que no hiciera falta hacer una segunda ronda debido al abultado resultado hacia nuestro favor.
Una semana (quizá más) llevaban resonando todas las fanfarrias triunfalistas: que si tenemos más de 50 votos de miembros del comité ya asegurados, que si el apoyo de la población era masivo, que si era impensable que no triunfásemos esta vez etc...Y al final, ayer a eso de las 20.45, nada. Nada de nada; ni siquiera pasamos a segunda ronda. ¿Algo que nadie se esperaba? Creo que ayer asistimos a una de las mayores alucinaciones colectivas de los últimos tiempos.
Es cierto, yo a principio de semana también me había dejado contagiar por los aires de victoria que soplaban (muy a mi pesar, contrario como ya me había pronunciado respecto a la celebración de los juegos en Madrid). Sin embargo, hace dos días empezó a oler bastante mal la cosa cuando dijeron eso de que el respaldo general era del 91%. Mis sospechas crecieron al leer posts como el de Isaac Rosa y las noticias de que las casas de apuestas daban como favorita a Tokio. Y entonces empecé a comprender algo que no hizo más que corroborar todo lo que pasó ayer y hoy alrededor de la comitiva española. Los argumentos más potentes de todos y cada uno de los que hablaban al micro eran que "ya toca", "nos lo merecemos","nos lo deben", "a la tercera va la vencida" etc... Oh sí, argumentos de peso para decantar donde será la sede de un macro evento mundial como ése donde las cantidades ingentes de dinero y negocio van a ser descomunales. La opción de todo el equipo organizador y todos los políticos que se apuntaban al carro (Ana Botella al mando, sabiendo que su destino político estaba anclado al barco del triunfo)fue la de hinchar más y más un globo de expectativas quijotescas, haciendo creer a todos que esa gran ilusión colectiva se elevaría en el cielo y haría decantarse a los miembros del COI por un economía en ruinas y con una inestable política corrupta como la nuestra.
Pero ¿en qué cabeza cabía? Analizándolo con cierta distancia,en ninguna,por mucho que haya gente que sigue empeñada en que nos tienen manía, hay tongo y demás paridas de Imperio trasnochado (¿y para que necesitamos siquiera saber inglés para ir allí? El español es grande, que aprendan ellos).Lo que habría que hacer es pedir cuentas a todo ese elenco de malos actores que necesitan montar estos sainetes para que su puesto siga estando justificado en las siguientes convocatorias.
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