lunes, 1 de junio de 2015
Anuncio Bankia “Sigamos trabajando” (2015)
El anuncio comienza con un despertador que suena y alguien despertándose en una habitación a oscuras. El reloj marca las 5.30 y el ambiente que se presenta en la casa es sobrio, humilde. No se sabe si el señor, adentrado en la cuarentena, vive solo o no; simplemente se le ve prepararse en lo que parece un ritual diario antes de ir a trabajar, enfundándose traje de runner y zapatillas que muestran polvo del uso reiterado. A medida que acompañamos al hombre por las calles nocturnas de Madrid oímos una voz en off que nos habla del esfuerzo de lo que merece la pena y el orgullo asociado a ello. El corredor va pasando por establecimientos que están abriendo en esos momentos, tales como una pescadería, un bar o se encuentra con el servicio de limpieza que está haciendo su turno. El tiempo va pasando y llegar un punto en el cual se detiene a tomar resuello y al alzar la vista poco a poco se encuentra con una de las torres Kio en la cual se encuentra el letrero iluminado de Bankia y toda una planta de la torre con las luces encendidas, ya trabajando. Está amaneciendo, la voz en off hablar de recuperar la confianza y el anuncio acaba con la visión de la torre con el letrero y con la planta encendida, superponiendo el mensaje “Sigamos trabajando”.
Claramente el anuncio trata de relacionar la ética del trabajo responsable y el esfuerzo, a veces no reconocido, con lo que significa ahora Bankia. Esa idea la remarca el propio personaje central, antihéroe esforzado que no destaca por su forma física excelente ni por vivir un estilo de vida de lujo. Sin embargo, hay algo en la historia del personaje que inquieta. ¿Quién es? ¿A quién va dirigido verdaderamente el anuncio? El corredor anónimo no es como los trabajadores con los que se va encontrando (el pescadero, el de la limpieza, el del bar) sino que él va a correr, a hacer un esfuerzo extra, antes de ir a trabajar. Porque trabaja; si estuviera parado no hay necesidad de levantarse a las 5.30. Pero ¿en qué trabaja entonces?
Una pista importante la encontramos en la actividad deportiva elegida. Debemos tener en cuenta que la elección del running no es casual. Es esta una disciplina deportiva con gran auge en nuestro país (no hay más que ver el número de carreras que plagan la geografía del país cada fin de semana) que ha tenido una excelente recepción e identificación con el mundo de la empresa. Me estoy refiriendo a que es normal dentro de las oficinas a que trabajadores de cuadros medios y altos estén inmersos en planes de entrenamiento, grupos de corredores (que pueden ser sus compañeros de oficina) y planifiquen las próximas carreras a las que apuntarse. Nuestro corredor anónimo parece ser uno de esos emprendedores que durante la crisis perdieron casi todo (el ambiente de su casa así lo refleja) y que solo podrá salir a flote gracias a su esfuerzo personal. Bueno, siempre habrá alguien que te eche una mano y en quién poder confiar. No es casual que hacia el final del anuncio converjan la mirada en ascendente del corredor, la mayor claridad del cielo, la oficina de Bankia ya trabajando y la palabra confianza en la voz en off.
La cultura actual de empresa es la cultura actual del running: la de un individualismo del esfuerzo, la superación y el éxito que ayuda a centrarse en objetivos y avanzar hacia ellos superando obstáculos. En el reverso de esta cara amable de capitalismo gentleman podemos encontrar que cuando la carrera no se da en Km y solo se trata de llegar a la meta sino en objetivos de empresa a cumplir y lucha feroz entre firmas parece ser que la mejor forma de poder llevar esto a cabo sin remordimientos de conciencia (sin cuestionamientos éticos) es haber entrenado nuestra voluntad para seguir avanzando, sin mirar atrás. El cuerpo del corredor es la empresa (una de las funciones de los clubes de corredores formados por propios compañeros de trabajo es precisamente la formación de ese esprit de corps) y si hay que quedarse a trabajar (entrenar) horas extra pues de acuerdo; si hay que sacrificar vida familiar y personal por el objetivo final de la empresa, de acuerdo; si hay que adelgazar la empresa para mejorar la competitividad y poder así mejorar, de acuerdo.
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